Fútbol
Las mayores extravagancias en los contratos de los futbolistas de todo el mundo
En los convenios entre jugadores y clubes todo puede pasar. Aquí algunos casos muy curiosos de prohibiciones y exigencias, que incluyen hasta una cláusula por un viaje espacial.

Mario Balotelli tuvo que asumir un contrato en el Milan en el que se le prohibía fumar, beber alcohol en exceso, salir de noche, llevar atuendos y peinados extraños y dañar la imagen del club en sus redes sociales.
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Poco antes, el Liverpool le ofreció a Balotelli un millón de dólares si no era expulsado más de tres veces en una temporada por los siguientes motivos: conducta violenta, escupir a un rival u otra persona e insultar a un rival.
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Spencer Prior estuvo en Cardiff City entre 2001 y 2004 con un contrato en el que especificaba que el jugador debía incluir en su dieta testículos de cordero con limón y salsa de perejil.
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La curiosa especificación en la contratación del jugador se debía a la ascendencia libanesa del dueño del club.
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Dennis Bergkamp volaba en su juego, pero en los nueve años que estuvo con Arsenal nunca lo hizo en avión. Por eso, en su negociación con el equipo siempre perdía dinero.
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Sin importar lo largo del trayecto, el jugador evitaba ir en avión. A la hora de negociar, el equipo le recordaba este aspecto.
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El atacante Giuseppe Reina hizo un contrato con Arminia Bielefeld, de la Segunda División de Alemania, en el que por cada año de estadía en el club recibiría una casa. Estuvo de 1996 a 1999.
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Los sueños inmobiliarios del delantero quedaron frustrados por no leer con atención el documento. Apenas terminó su vínculo recibió de parte del club casas pequeñas de juguete.
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En su paso por Sunderland entre 1999 y 2003, el sueco Stefan Schwarz tenía en su contrato el impedimento de viajar al espacio, tras conocer que un consejero del jugador tenía un tiquete para esos vuelos.
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El sueño de aventura espacial para el jugador que fue mundialista en Estados Unidos en 1994 quedó en la nada, pero no por el contrato sino porque el vuelo contratado para el año 2002 nunca despegó.
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El contrato de Rafael Van der Vaart entre 2015 y 2016 tuvo una cláusula en la que le estaba prohibido el uso de botines rojos mientras estuviera con el Betis.
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El holandés asumió esta condición al entender la rivalidad que tienen con el Sevilla, equipo que usa ese color.
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El contrato de Neil Rudock con Crystal Palace confirmó que era un jugador de peso. El club consideraba que se excedía y, por eso, le hizo firmar una clausula especial para el control de su masa corporal.
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Si el jugador subía más de 97 kilogramos estaba obligado a pagar un multa, la misma que tuvo que abonar en varias ocasiones.
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La presencia del congoleño Guié-Mien en el Eintracht Frankfurt entre 1999 y 2003 estuvo ligada contractualmente a un curso extenso de gastronomía que debía recibir su esposa.
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El feliz futbolista, que gracias a esto comió a gusto, pidió esta variante para mantener una dieta sana.
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Roberto Firminho tiene un contrato vigente con Liverpool que le impide pasar al Arsenal, luego de un desgaste entre ambos clubes por un malentendido con Luis Suárez.
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Liverpool le dijo al uruguayo en el 2013 que debía avisarle al club si tenía una oferta mayor a 40 millones de libras. Los Gunners entendieron como cláusula de rescisión y ofrecieron 40.000.001 libras.
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