Marco Fabián
Kovac quiere que Marco Fabián aprenda a jugar de 10 estilo Croacia
Niko Kovac fue un mediocampista muy inteligente que comprendió qué se necesita para jugar con enganche en el fútbol moderno.
En el Eintracht de Frankfurt, Kovac está encontrando su propio estilo como entrenador, combinando el buen toque croata y la velocidad alemana.
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En su primer mundial en Francia 1998, Croacia logró el tercer lugar usando a dos 'dieces': uno era Robert Prosinecki (número ocho en cuclillas).
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El otro era el gran Zvonimir Boban, el más talentoso de aquella selección croata y además su capitán.
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Boban la rompió con el AC Milán ganando cuatro scudettos y una Champions League. Además de tener el pie educado, era un guerrero de mil batallas.
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Aunque nació en Alemania, Niko Kovac se decantó por Croacia, pues además poseía un toque de balón muy sofisticado.
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Niko Kovac usó la número 10 de Boban en el Mundial de Corea y Japón 2002. Pero México y Ecuador eliminaron a Croacia, forzando una reflexión sobre el rol del enganche en el fútbol moderno.
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Su talento lo llevó al Bayern Munich, donde Ottmar Hitzfeld comenzó a retrasarlo a la posición de mediocampista defensivo.
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Kovac entendió su rol como primer pase de seguridad en la salida. Y como barrera de contención contra el enemigo.
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Pese a usar la camiseta número 10, se convirtió en un maestro de la recuperación.
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Nunca descuidó su condición física, pues era necesario correr permanentemente.
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El contraste del enganche a la antigua contra el enganche del fútbol moderno: Juan Román Riquelme contra Niko Kovac.
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En el fútbol moderno, el mediocampista defensivo debe ser ayudado por los volantes para no conceder espacio a jugadores como Frankie Lampard.
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En esta imagen se aprecia el rol de Kovac como escudero de Luka Modric permitiéndole ir adelante con libertad.
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Croacia es una selección muy peculiar porque históricamente ha podido jugar con varios enganches en simultáneo.
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Detrás de Kovac, aparece Ognjen Vukojevic, quien era un mediocampista muy rocoso y limitado pero muy sólido defensivamente.
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Croacia siempre ha intentado jugar con un enganche puro como Boban: fue el caso de Niko Kranjcar, dueño de unas condiciones bárbaras.
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Sin embargo, Kranjcar nunca pudo retrasar su posición ni sacrificarse defensivamente. Por eso no dio el salto a la élite del fútbol internacional.
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Jugó en la Premier para el Tottenham, el Portsmouth y el Queens Park Rangers dando solamente chispazos.
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Cuando Kovac colgó los botines y se convirtió en seleccionador de Croacia a fines de 2013, su dolor de cabeza era cómo acomodar el medio campo.
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En Brasil 2014, Croacia contaba con exceso de talento en la media cancha, capaz de dominar partidos monopolizando la tenencia del balón.
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La apuesta de Kovac fue usar a Mateo Kovacic en la posición de Boban.
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Sin embargo, con Kovacic ocurrió lo mismo que con Niko Kranjcar: sus condiciones no brillaron del todo en la Copa del Mundo.
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Así que optó por Danijel Pranjic, un jugador muy peculiar que durante su carrera ha cubierto las funciones de lateral izquierdo, mediocampista defensivo y enganche.
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Ponerlo a Pranjic ante México significó usar a Modric muy retrasado, donde su influencia ofensiva quedó reducida.
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Lo mismo ocurrió con Iván Rakitic: jugó muy atrás y aunque Croacia dominó la posesión perdió el partido.
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Marco Fabián jugó aquel juego entrando de cambio, lo mismo que Mateo Kovacic.
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A tiros de esquina y contragolpes, México derrotó al bello juego croata, muy bonito pero poco eficaz.
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Así que en la Bundesliga, Kovac sigue buscando a un diez capaz de sacrificarse defensivamente. Lo intenta con Fabián.
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La final de la Pokal fue un ajedrez táctico entre Kovac y Thomas Tüchel del Borussia Dortmund.
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Tüchel usó a Kagawa como mediocampista retrasado (aunque el japonés es diez natural), y Kovac usó a Fabián como diez, yendo a asfixiar a Kagawa en todo momento.
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